¿Qué tipos de robots humanoides existen y cómo se clasifican?

Un robot humanoide es aquel que imita la forma, postura o movimiento de un ser humano. Algunos solo caminan como personas, otros simulan gestos, emociones o conversaciones. Y cada uno responde a un propósito diferente.

Esta diversidad refleja tanto los diferentes desafíos técnicos abordados por sus creadores como las distintas necesidades y contextos para los que han sido diseñados, desde la investigación pura hasta aplicaciones comerciales específicas.

Clasificación por estructura

Bípedos

Estos robots caminan sobre dos piernas, representando uno de los mayores desafíos en robótica por la complejidad que implica mantener el equilibrio dinámico durante la marcha.

Simulan locomoción humana con diferentes grados de naturalidad y eficiencia, desde movimientos básicos hasta capacidades avanzadas como correr, saltar o recuperarse tras tropiezos.

Entre los ejemplos más representativos están el H1 de Unitree, con su impresionante velocidad de 3,3 m/s, y Atlas de Boston Dynamics, conocido por sus capacidades acrobáticas avanzadas.

Torso + brazos articulados

Carecen de piernas, pero pueden gesticular, manipular objetos o expresarse, centrándose en la interacción de la parte superior del cuerpo sin los desafíos adicionales de la locomoción bípeda.

Este diseño permite mayor estabilidad y menor complejidad mecánica, ideal para aplicaciones donde la movilidad no es prioritaria pero la expresión o manipulación sí lo son.

Robots como Ameca de Engineered Arts o Robothespian ejemplifican esta categoría, destacando por sus capacidades expresivas y comunicativas más que por su desplazamiento.

Completa morfología humana

Estos humanoides cuentan con cabeza, torso, brazos, piernas y rostro, intentando replicar la forma humana de manera más integral tanto estética como funcionalmente.

Algunos incorporan piel sintética, ojos móviles y gestos que buscan reducir la brecha entre lo mecánico y lo humano, aunque con diferentes grados de realismo y "valle inquietante".

EveR 6 de Corea del Sur y Sophia de Hanson Robotics son ejemplos destacados, combinando expresividad facial con una apariencia general que busca aproximarse a la humana.

Clasificación por función

Funcionales o de trabajo

Están pensados para cargar, transportar, caminar, interactuar con objetos y realizar tareas prácticas en entornos reales, priorizando la utilidad sobre la apariencia o interacción social.

Su diseño se centra en resolver problemas concretos como moverse en entornos diseñados para humanos, manipular herramientas estándar o asistir en tareas específicas.

Los mejores ejemplos incluyen Optimus de Tesla (aunque aún en desarrollo), H1 de Unitree y Digit de Agility Robotics, todos orientados a aplicaciones prácticas en logística, industria o asistencia.

Emocionales o sociales

Estos robots están enfocados en la comunicación, compañía, recepción o apoyo psicológico, con sistemas diseñados específicamente para detectar y responder a emociones humanas.

Suelen contar con rostros expresivos, capacidades conversacionales avanzadas y algoritmos de reconocimiento emocional que les permiten adaptar su comportamiento al estado de ánimo del interlocutor.

Pepper de SoftBank Robotics, Ameca de Engineered Arts y Robohon representan esta categoría, cada uno con diferentes enfoques hacia la interacción social y emocional.

Educativos y terapéuticos

Son robots usados en enseñanza, terapia del lenguaje o interacción con personas con trastorno del espectro autista (TEA), diseñados para contextos específicos de aprendizaje o desarrollo.

Su diseño suele priorizar la claridad en la comunicación, previsibilidad en las interacciones y adaptabilidad a diferentes ritmos de aprendizaje o necesidades terapéuticas.

Nao de SoftBank Robotics y QTrobot son ejemplos prominentes, habiendo demostrado resultados positivos en entornos educativos y terapéuticos alrededor del mundo.

Demostrativos o artísticos

Estos humanoides participan en eventos, museos, obras de teatro o espectáculos, donde su capacidad para captar atención y generar asombro es su principal función.

Suelen combinar elementos de interacción social con capacidades específicas como cantar, bailar, recitar o realizar movimientos coreografiados para audiencias.

Robothespian de Engineered Arts y EveR 6 de Corea del Sur ejemplifican esta categoría, habiendo participado en exhibiciones, museos y representaciones artísticas.

Clasificación por inteligencia

Los robots de nivel bajo responden a comandos simples con comportamientos preprogramados y limitada capacidad de adaptación, como Pepper en sus versiones básicas o Nao, que siguen siendo útiles en contextos estructurados.

En el nivel medio encontramos humanoides que reconocen patrones, gestos y entornos, pudiendo adaptarse a ciertas variaciones pero sin verdadera autonomía cognitiva, como el H1 de Unitree o Digit.

Los robots de nivel alto integran IA avanzada y adaptativa, con capacidad para aprender de la experiencia y resolver problemas no anticipados, como las versiones más recientes de Atlas o los prototipos experimentales en desarrollo por varias instituciones.

No todos los humanoides son iguales. Algunos caminan, otros hablan, otros simplemente acompañan. Lo importante es entender su nivel de autonomía, su función y su propósito, para que puedan ser usados en los entornos adecuados.

En PHR Robotics diferenciamos cada tipo de robot humanoide para integrarlo según su especialidad, maximizando el impacto real y ético de su implementación.

Lee nuestro artículo sobre el robot humanoide H1 de Unitree para aprender más sobre esta tecnología.

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